El me enseñó que
la luna se escribe con marcos grises
que los días se
pasan cantando verdades
ignorando
mentiras
saltando oquedades
flameando risas
El aprendió a
servir leches tibias
aprendió a
esconder su llanto
a falsear horarios
a mirar a hurtadillas
en fin
vivió
sobrevivió a andamios, a rieles, a ferris,
a desastres
a desastres
el demostró que
hay que intentarlo todo
que nada es fácil,
pero si nos quedamos
como el otro él,
ahí mudo en una esquina...
ahí mudo en una esquina...
será como morirnos en vida
no nos daremos cuenta,
cuando otro nos cierre la cortina
cuando otro nos cierre la cortina
Con el aprendí a ser
dueña de mis días.
Pilar Obreque Briones
Pilar Obreque Briones