Cada segundo es un respiro que nos conecta al ciclo de la vida.
Cada minuto es un conjunto de latidos en sintonía con millones de latidos que dan sentido, secuencia y consecuencia a la creación divina.
Cada hora construye un día de fuentes inexploradas de dulzuras y agonías.
Cada día al despertarse nos trae esperanza, frustraciones, desafíos, concreciones, tristezas, alegrías.
Y cada día al terminarse nos demuestra que cada tarea pesada liviana deseada o aborrecida, se va, junto a la luz del día.
Son esa suma de instantes que al cumplir un ciclo es bueno detenerse y celebrarle. Al partir la experiencia en ésta tierra empezamos a sembrar y recoger, cada cosa que nos pasa va modelando nuestro ser y va orientando nuestro andar, hay etapas en las que nos cargamos demasiado de todo, tenemos tropiezos, a veces causados por no saber soltar amarras o por no saber distinguir lo verdaderamente trascendental y cargar nuestras bodegas de esa carga que no pesa.
Cultivamos afectos, primero de quienes en nuestra niñez y juventud nos prodigan de cuidados y cariños, luego de aquellos que son parte de nosotros de nuestra propia semilla.
Cultivamos afectos, primero de quienes en nuestra niñez y juventud nos prodigan de cuidados y cariños, luego de aquellos que son parte de nosotros de nuestra propia semilla.
Nuestras almas son como barcos en constante cabotaje, cada vida con la que coincidimos puede ser o puerto o carga y viceversa, navegar en aguas calmas o en aguas borrascosas no es finalmente importante, lo que tiene verdadero valor es salir fortalecido, reconocer lo trascendental, establecer en la travesía, redes, relaciones, buena compañía, cultivar la amistad, los afectos y reconocer cuando usar el ancla ya sea para gozar de la paz de un día calmo o para mantenerse firme en las de tormentas, teniendo claro quién es nuestro Patrón, sin quitarle el timón, El es nuestro norte.
Todo lo que se piensa inalcanzable lo es y no se alcanza.
Todo lo que verdaderamente deseamos, nos sostiene.
Todo lo que realmente es nuestro, vendrá a nosotros, sabrá reconocernos.