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Mostrando las entradas de abril, 2010

Caminata

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En tardes repletas de juventud hacíamos el camino hasta San Juan de la Cruz, el paso lento y alegre la mente plena de ideas el habla muy trascendente la atmósfera, llena de olores de tilo, mentas, laureles. Días despreocupados de hipótesis juveniles de amores simples y puros de frutillas, de rosales, de chocolates y nueces. Sabes,   en los días en que a solas salgo a caminar tú recuerdo me suele alcanzar y juntos retomamos  el camino hasta el  huerto de San Juan. María Pilar

Adiós a un amigo

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 No ha sido sólo falta de tiempo mi silencio sino que también por sentirme muy afectada por el fallecimiento de una gran persona, amigo y esposo de una también gran mujer, su compañera en las buenas y en las malas y por Dios que éstos últimos 4 años fueron de lucha, de fuerza de caer y sobreponerse, dar firme la pelea a un cancer que al final no se pudo, volvió y volvió hasta que hace unos días la lucha llegó a su fin, se entregó a los brazos de la muerte.  En enero de éste año estuvimos en una fiesta de celebración por mi cumpleaños y los dos bailamos alegres por la vida, no pasaron dos meses y la enfermedad le regresó.   Decir que era la alegría personificada no es exagerar,  siempre una palabra buena, siempre positivo, fué muy emocionante su misa de despedida, sus amigos de siempre, los amigos de sus hijos,  sus hijos dieron un testimonio maravilloso,  con una entereza tan grande que sólo la puede entregar el saber que el deber se ha cumplido,  él se fué en paz,  sus seres queridos,

Otoño en otoño.

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                     Te descolgó como se descuelga a un cuadro, hizo de cuentas que no existes, entonces con resignación dijiste, “no es la primera vez que he pasado por un desaire de este tipo, y seguramente no será la última”.                       Traté de consolarte, argumentando estupideces.                         En fin después de un rato de elucubraciones varias concluímos lo de siempre,           hay que disfrutar los momentos segundo a segundo, como si fueran frutas, degustando intensamente su sabor, o como si fueran flores, alegrándose con el estallido de sus colores, aun sabiendo que hay flores que tienen espinas.                        Ahora a esperar amiga mía el renacer después de la partida y este dolor de esa no despedida, considéralo como lo que es, una verdad absoluta de la vida, todo algún día termina. María Pilar