Viejo Almacen

                            


VIEJO ALMACEN

         Recuerdo un viejo almacén, de grandes mesones de caoba donde el polvo era parte de los muebles no molestaba,  como tampoco molestaba, el olor del carbón a medio encender usado para calefaccionarse,  ni la macilenta luz del bajo voltaje,  pues los seres estaban iluminados desde dentro, al parecer tenían una especie de radar que guiaba los pasos.
                                     No era necesario encender juego de luces de colores en las vidrieras para llamar la atención del transeúnte, todo quedamente en su lugar.  
                                 Era un almacén múltiple, en un rincón los cajones de cereales que se expendían por kilos, trasladados por la poruña hasta la pesa llamada romana y después hacer los paquetes de papel que se enroscaban en las manos, en otro sector los clavos de distintos tamaños también vendidos por kilos, en otra punta los géneros e hilos, el damasco o cotí para hacer los colchones a rellenar por la auténtica lana de oveja,  los somieres de resorte.  A la entrada,  el espacio del tambor que contenía el aceite para cocinar el cual cada vez que faltaba en nuestras casas veníamos a comprar trayendo la botella.
                       Sin saberlo éramos todos seres ecológicos,  de esos que reparábamos la ropa y el calzado,  que comprábamos lo que necesitábamos,  que usábamos envases de vidrios y bolsas de papel,  hoy se dice, retornable, orgánico, biodegradable, tanto nombre que hubo de crearse solo para hacer conciencia de que estamos acabando imperceptiblemente con nuestro planeta.                                          Los que tenemos cerca de 50 años nos criamos en un mundo diferente,  pero fuimos implacables cómplices de la situación actual.
                               Viejo almacén, suena hasta romántico el nombre dado, formas partes de la vivencia de muchos de nosotros, que te vimos ya sea como hijos, nietos de comerciantes o como simples usuarios.
                                  Vino tu fin, en manos de la modernidad y con   ello el desgaste de los elementos, el calentamiento global y una riqueza excesiva o un vil consumismo y una pobreza indigna.
                                            Se acabó la austeridad, el juego limpio, el convivir del hijo del panadero, con el del funcionario estatal,  con el del médico,  del lustra-botas, del abogado, profesor, zapatero, taxista etc.
                                         Se dejó caer la llamada lucha del hombre por el hombre, en realidad, otro disfraz más,  un slogan destinado a satisfacer el deseo personal de cada quien, de alcanzar el éxito, de llenar los bolsillos, de cumplir expectativas generadas por la nociva exposición de medios de vidas extranjeros mostrados por el cine y la TV. y así sin darnos cuentas estamos teniendo vicios de países “desarrollados” llevando aun el lastre de pertenecer al tercer mundo.
                                                Que ganas de volver atrás y defender a todo pulmón esa vida sencilla de los 60 y tantos, pero rueda la rueda y rodamos con ella.
                                                 Si somos un país con hijos inteligentes porque vamos de atrás, mientras algunos países vienen de vuelta nosotros seguimos copiando malas costumbres y echando irremediablemente al parecer las buenas costumbres al tacho de la basura.
                                                   El amor al trabajo, a ese trabajo físico que implica poner en movimiento extremidades tronco y cerebro, a ese trabajo hoy se le considera indigno, (explotación se le ha llamado) cuando era el que mantenía sin gimnasio, sin consumo de fibra artificial, esbeltos los cuerpos, sanas las mentes.
                                                          El amor a la honradez hoy faltada de todas sus formas, desde el robo de pequeñas especias, de no rendir por compras, de quedarse con los libros, robar música piratear todo, hasta el robo de la familia (el más grave y éste no se denuncia).
                                                         Viejo Almacén,  te hemos cambiado por una mole de cemento, adornada de luces de neón y ruido ensordecedor  para nublar nuestro horizonte y no escuchar nuestra conciencia.   Engañosamente los medios publicitarios,  nos hacen sentir libres por poder escoger con que vestir nuestra existencia,  curiosamente el consumismo nos uniforma,  es la esclavitud de seguir la moda, libremente, imperceptiblemente nos hacemos esclavos, como corderos vamos escogemos, pagamos, nos endeudamos para seguir siendo más igual al otro, en lo externo y seguimos descuidando nuestro ser interior y degradando nuestro mundo.
                                                         Si bien el tiempo no rueda al revés, el reflexionar quizás me permita contribuir con un granito de arena para hacer nuestro mundo mejor  y no quedarme solamente con el romanticismo de evocar ese Viejo Almacén.

                                                                     Pilar Obreque Briones.

Los Angeles  julio 2007.

Comentarios

  1. Buenos días amiga, tienes razón, la música de mi post va en concordancia con tu reflexión, nostalgia rezuman tus palabras, nostalgia de un tiempo que sin ser mejor si fue distinto, mas humano y mas sencillo, siempre camine de la mano de la utopía, pensé que el mundo podía cambiar, cada vez lo veo mas difícil y voy dejando a esta compañera olvidada en un rincón del equipaje de mi vida.
    Te dejo un fuerte abrazote desde estas lejanas tierras

    ResponderBorrar
  2. Dura reflexión. Para quienes no conocieron el viejo almacén, es una postal del pasado. Para quienes se marean en el mall, es un recuerdo nostálgico. El problema es para quienes han vivido las dos realidades, representadas por el mall y el viejo almacén, y tienen su identidad dividida. Esos si que la pasan mal.
    Saludos

    M.

    ResponderBorrar
  3. Me ha conmovido muchísmo tu post Bichito! Es tan cierto lo que dices MariPili tan verdadero como triste!

    Y me quedo -si me lo permites- con este bello fragmento que me parece resume bellamente todas tus letras:

    "Viejo Almacén te hemos cambiado por una mole de cemento, adornada de luces de neón y ruido ensordecedor, para nublar nuestro horizonte y no escuchar nuestra conciencia"

    Hermoso y contundente!
    Besos desde México! :)

    ResponderBorrar
  4. Engañosamente los medios publicitarios, nos hacen sentir libres por poder escoger con que vestir nuestra existencia, curiosamente el consumismo nos uniforma"
    Voy a llevarme esta frase para pensarla cómo se debe.
    El post es como un golpe.
    Un abrazo bichito

    ResponderBorrar
  5. Cuanta nostalgia, Bichito...y que razón tenés. Se nos fue un montón de cosas lindas de la infancia, se las llevaron la modernidad y el consumismo. Yo extraño el viejo almacén de mi barrio, donde me daban siempre la "yapa" cuando iba de compras.

    P.D. Gracias por tu comentario..y tenés razón...el Señor es muy gracioso.!!!

    ResponderBorrar
  6. Ahhh! que recuerdos! la harina y la azúcar en cambuchitos de papel, la yapa, el vuelto en caramelitos...

    La humanidad de las relaciones...

    Profunda y bella reflexión.

    Cariños!

    Cardo.

    ResponderBorrar
  7. ¡Como olvidar el viejo almacén
    del casero! Me río: allí vendían
    el azúcar negra a bajo precio
    para los pobres; ahora la llaman
    azúcar rubia en el mall y es la
    más cara.
    Un abrazo.

    L.

    ResponderBorrar
  8. Hola: como te dice Cardo, me acordé de las bolsas de papel para el pan. Parece que la llegada del plástico es por una parte genial, pero ha hecho una catástrofe en el planeta.

    Antes todo era mas sano, natural, es verdad. No podemos volver al pasado, pero si podemos poner de nuestra parte, para que esta mole de cemento no acabe con el planeta.

    Muchos cariños,

    Pay

    ResponderBorrar
  9. A Amparo
    Mahiakeff
    Román
    Peregrina
    Maisa
    Cardo
    Luciernaga
    Aguila libre

    Les dejo un abrazo con calidez sureña. Curiosamente le mostré este post a mi hijo mayor de 21 años porque este post va como recuerdo del almacén de mi abuelita que lo tuvo hasta poco años antes de fallecer y él acto seguido se pone a buscar en su música y me muestra la canción de un grupo juvenil chileno "Chancho en piedra", llamada Viejo Almacén
    la coloco aca, son jóvenes y experimentan nostalgia, realizan su crítica social, haciendo referencia al cambio del viejoa almacen del barrio por los grandes empresas comerciales.

    .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.


    mi viejo almacen...
    Siento que me quieren convencer
    que no valla mas a mi almacen
    y que todo lo puedo encontrar
    en la tienda multinacional.

    quieren que yo valla a pasear
    junto a mi grupo familiar
    y el pasatiempo sea vitrinear
    las cosas que yo no puedo comprar.

    Mi viejo almacen...Mi viejo almacen...
    Y los parques y las plazas
    la vieja cancha de futbol
    pronto será un shoping-mall.

    Por eso todavia yo
    regreso a mi viejo almacen
    donde se que me van a fiar
    cuando no hay dinero que gastar.

    Y Don René
    saca las cuentas sobre un papel
    regala chocolates porque él
    feliz esta atendiendo su almacen.

    Mi viejo almacen...Mi viejo almacen.
    Y los parques y las plazas
    la vieja cancha de futbol
    pronto será un shoping-mall.
    Donde lo que va a importar
    será lo que compraras...

    Lo que compras,es lo que tu eres
    eres más, si mas cosas compras...

    Y los parques y las plazas
    la vieja cancha de futbol
    pronto será un shoping-mall.
    Donde lo que va a importar
    será lo que compraras...
    y nadie mas preguntara
    como esta tu familia
    porque eso solia decirse
    en mi viejo almacen

    Mi viejo almacen...Mi viejo almacen...
    y yo no cambio mi almacen...

    *******************THE _ END***********************
    Grupo CHANCHO EN PIEDRA

    ¿Estas seran la llamadas sincronías en la vida o de la vida?

    ResponderBorrar
  10. Si bien opino que esos recuerdos son agradables y marcan una epoca de nuestra vida, en mi caso confieso no haber utilizado un almacen de barrio muchas veces,
    creo que no son tan tremendas las prestaciones que dan los mall o shopings, para mi es todo lo contrario.
    En cuanto a la destruccion del planeta totalmente de acuerdo con tus palabras, somos complices y lo seguiremos siendo, ya que seguiremos consumiendo plasticos y sinteticos, y contaminando porque
    nos gusta viajar, no queremos la basura tirada por ahi, entonces la embolsamos, necesitamos cada vez mas papel, nos encanta andar limpitos y perfumados, etc etc, es la facilidad que nos da la modernidad, con sus cosas buenas y malas, eso si a veces se nos va la mano. Uf que es largo el tema para filosofar, pero sera porque me crie siempre en una gran ciudad que no tengo nostalgia y me encantan estos tiempos llenos de velocidad?.
    Excelente post luminoso bichito, me hiciste pensar mucho.

    Besos desde MG

    ResponderBorrar
  11. Hola Pili: Cada vez más asomobrado.
    Como siempre, dejas algo.
    Recordé el almacén de tu abuela. Me parece verla allí, sentada, en pendumbras, frente al mesón. Aunque no lo creas, la vitrina que tenía ese almacén trato de encontrarla en otras vitrinas de pequeños pueblos... debe ser por que de niño la veía todos los días al pasar. Todavía quedan esos almacenes...los he visto y entro en ellos para disfrutarlos. Gracias por hacernos recordar.
    Un abrazo

    ResponderBorrar
  12. qué puedo agregar?..¡por la chupalla que tenís razón!.
    yo recuerdo que me fascinaba la maquina del aceite y me moría de ganas de colgarme de la palanca. Era yo tan flaca que fijo quedaba colgando, pensaba que era tarea solo para el corpulento DON MAGUÍN (cuál sería su nombre verdadero?), dueño del almacén.Y nos ibamos con las bolsas caminando tarde y nadie nos asaltaba...
    plácidos recuerdos. gracias.

    ResponderBorrar
  13. Fernando, coterráneo, gracias por visitar mis letras y compartir recuerdos.

    Rolanda, que cómico, ese deseo de colgarte de la máquina, la verdad que de niños todo lo que nos rodea es gigante, abracitos y gracias por venir.

    abrazos bicho

    ResponderBorrar
  14. Amiga
    me recordé no solo de la máquina para el aceite, como ese señor hacía el queso rallado con unos pedazos de queso duros y añejos, uno a esa edad veía eso hasta con cierto asco.
    La jhablilidad que tenian para envolver la azúcar , harina en un pedazo de papel que se iba cerrando como las empanadas.
    Esa botella de leche y de togourt que había que lavar diariamente.
    Cuantos recuerdos
    Saludos
    J Carlos

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Gracias por detenerte,
por tus palabras, doblemente agradecida.

Te invito a mi blog de imágenes La extensión de mis ojos


Pilar

Entradas más populares de este blog

Mi Blog cumple su tercer año

Una madre nunca muere

Tierra Herida